Hace 40 años, hablar de ‘denominación de origen’ no era un asunto sencillo, y es que casi no existían referentes en el sector alimentario, ni en España ni en Europa, con alguna excepción en el mundo del vino. Tampoco había, por supuesto, ninguna denominación de origen de aceite de oliva, un producto que muchos autores y expertos califican casi de mágico: lleno de historia, de cultura y de propiedades.
A pesar de que la península ibérica, y en concreto Cataluña, ha sido tierra de aceites desde que los fenicios llegaron a nuestras costas hace más de 3000 años, y que, a fecha de hoy, España es el principal productor de aceite de oliva, el sector alimentario no contó con una Denominación de Origen hasta la creación de la DOP Les Garrigues, hace más de cuatro décadas.
La Denominación de Origen Protegida Les Garrigues ofrecía a los consumidores un aceite de arbequina virgen extra con personalidad propia que se ha convertido en uno de los mejores del mundo.
Pero, ¿cómo surgió la necesidad de crear una Denominación de Origen para el aceite que se elaboraba en Les Garrigues?
Sin duda, no se entendería la creación de la primera Denominación de Origen de España sin la experiencia que acumulaban ya muchas cooperativas de su territorio en ese momento, algunas con más de 50 y 60 años de vida. Muchas de estas cooperativas sentían ya entonces la inquietud de encontrar la manera para dar a conocer el aceite de oliva de la zona, así como su calidad.
Estos productores cooperativistas supieron prever que el consumidor necesitaría de un sello de calidad y de origen para poder diferenciar su aceite, que ya era muy valorado en otros mercados como el italiano. El aceite de las Garrigues no podía limitarse a ser un producto buscado y comprado por distribuidores extranjeros, era necesario trabajar también en la comercialización, y la creación de un sello que certificara el origen y la calidad del aceite parecía un primer paso básico.
Se abría así un camino que sólo habían empezado a recorrer algunos productores de vino, y que daría origen a la Denominación de Origen Protegida Les Garrigues.
En este escenario privilegiado, hace 40 años ya, nació el sello de certificación de calidad y origen de la DOP Garrigues, como garantía de la calidad de su aceite de oliva virgen extra arbequina. 40 años de conciencia de unos productores avanzados a su tiempo y de un territorio que rompió esquemas para ofrecer un producto cada día más competitivo y que lleva más de un tercio de siglo entre los mejores aceites de oliva del mundo.
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